Hablar de la sidra en España y no hablar de Asturias es como hablar del wisky y no mencionar Escocia. Cuando en España se habla de sidra, todo el mundo piensa en Asturias y cuando se nombra Asturias, automáticamente se siente el sabor de la sidra, el aroma de las manzanas y viene a la mente la imagen del escanciado. Ver como desde lo alto cae la dorada esencia de la manzana estallando en mil burbujas y aromas al chocar contra el gran vaso, es sin duda una de las imborrables imágenes que todo el mundo se lleva de Asturias.
Y es que la sidra asturiana es la única de la Unión Europea que cuenta con denominación de origen, con siglos de tradición a sus espaldas y la producción más alta de España, estimada en 40 millones de litros anuales. Cuando un asturiano te invita diciendo ¿Tomamos una botella? Todo el mundo entiende que es de sidra.
El origen de la sidra, como el del vino o la cerveza, se pierde en la noche de los tiempos, el cronista romano Estrabón ya menciona, en el año 40 antes de Cristo, la singular bebida de los Astures. Otra referencia histórica la tenemos en el año 780 (s.VIII), en la que los monjes de un monasterio Asturiano animan a que se dé sidra a los siervos que trabajaron en su construcción y más modernamente podemos citar 'La historia natural y moral de la alimentación', elaborada por la prestigiosa crítica francesa Maguelonne Toussaint-Samat, que apunta: «La mejor de todas desde hace quince siglos sigue siendo la sidra española de los astures, suave perfume de la flor de la manzana».
Les invitamos a conocer no solo la sidra de Asturias, sino también el resto de su fabulosa gastronomía, su apasionante historia, sus costumbres, su lengua, su folklore y sus espectaculares paisajes entre el mar y las montañas. ¿Tomamos una botella?
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